Palabras, días.

Nuestra vida en las palabras

Humilde

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Esta palabra que aplicamos con aprobación, que dispensamos con benevolencia, tiene un origen elemental –al pie de la letra–, pues hunde sus raíces en el humus (en latín, suelo o tierra; pariente cercana del griego Χθών, del mismo significado. También disponían de tellus, solum y terra). Hoy día, la palabra se conserva como término edafológico que significa «estrato superficial de la corteza terrestre formado de la descomposición de elementos vegetales, animales y minerales».

De ella deriva el adjetivo humilis; en un principio, tiene un significado propio topográfico y otro figurado que expresan palabras como abyecto, pobre, obscuro, insignificante, miserable, mezquino, sórdido. Nada bueno, como se ve. Nadie, en la Roma clásica, se hubiera sentido alabado por medio de este vocablo rastrero.

La dignificación, probablemente, comienza con el cristianismo primitivo y su reivindicación de la sencillez. El caso es que el proceso de cambio lingüístico llega a tal punto que la RAE da los siguientes sinónimos o afines de «humilde»: respetuoso, afable, sumiso, obediente, profundo –curioso, hemos anotado que el humus es la capa superficial de la tierra–, reservado, modesto, sencillo. Hoy día, la consideración de humilde puede resultar, paradójicamente, un factor que ayuda al ascenso social: si lo eres o lo pareces disfrutas de ciertas ventajas.

He aquí el problema: una estrategia pragmática aconseja careta de humilde y podemos acabar siendo hipócritas, actores (del griego ὑποκριτής, mimo que acompaña el trabajo de un actor con gestos). Como siempre que nos alejamos del inconsciente altruismo (“interés por el bien de los demás”; del latín alter, altera, alterum, el otro) natural al ser humano e, incluso, a muchos animales, el cálculo a corto plazo complica las cosas: los perjuicios secundarios y colaterales hacen que no salga rentable al conjunto de la sociedad. Vamos, que lo barato termina saliendo caro.

Afortunadamente, aún no hemos perdido del todo el olfato para este tipo de supercherías y la falsa humildad nos sigue pareciendo particularmente repulsiva por haber pervertido lo que, en sí, era bueno.

Imagen tomada de https://www.therosae.com/product/10719/ceramic-greek-theatrical-mask-of-a-satyr-21-6×25.html?language=en

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